Por Levi Poblete Vera / Facultad de Ciencias Sociales / Universidad de Playa Ancha.
Toda biblioteca necesita un sistema de ordenamiento que facilite la organización de los elementos que posee, su localización y conservación, desde la biblioteca más pequeña e individual, hasta la más grande, comparten un común denominador: “en todas estas bibliotecas existe algún mecanismo que permite saber qué es lo que hay y dónde está localizado”.
Sin la existencia de este tipo de ordenamiento, una biblioteca no existe. Por lo tanto, el objetivo de una clasificación bibliográfica es el de distribuir los documentos atendiendo a su contenido, de modo que podemos dotar a los asientos bibliográficos de un punto de acceso que nos permita formar un índice con el que podamos responder a la pregunta de un posible usuario: ¿qué hay sobre esta materia en esta biblioteca?” Cabe señalar que un sistema de clasificación tiene además una doble finalidad: la primera correspondiente a determinar el contenido de los documentos, para poder distribuirlos de acuerdo con un sistema de clases y así, por consiguiente, disponer físicamente los documentos en la biblioteca de acuerdo a las clases que ya se han establecido.
Por lo tanto, lo más importante ya no será facilitar al usuario un documento determinado sino su contenido, es decir, la información que contiene.Es a raíz de esta necesidad que surgen una serie de herramientas que permiten la organización de los elementos que componen la biblioteca, algunos de los cuales son específicos de una institución, mientras que otros son de carácter universal, utilizados en distintas ciudades y países. Si bien, existen herramientas universales que permiten desarrollar esta tarea, hay algunas que mantienen conceptos que el día de hoy no se utilizan, o bien, no han sido actualizadas a lo largo del tiempo. Por lo cual y desde la mirada de un paradigma inclusivo, vemos la sociedad como una composición diversa y heterogénea en donde se integran personas con distintas capacidades, habilidades e intereses, no obstante, esto no implica la exclusión de unos u otros.
De acuerdo con este paradigma, las unidades de información no deben significar una barrera, por ende, deben entregar una respuesta a las necesidades de las comunidades de las cuales forman parte, evitando la existencia de sistemas de clasificación u organización conceptual que contengan vocabulario obsoleto, o que actualmente se considera ofensivo y excluyente para les personas con Necesidades Educativas Especiales, como sucede con el Sistema de Clasificación Decimal Universal (CDU) y su comparativa con las unidades conceptuales del Manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales de la Asociación Americana de Psiquiatría (DSM).
Considerar este paradigma en las unidades de información, permitirá abarcar todo tipo de materias, pudiendo incluso crear nuevas unidades temáticas en las cuales organizar los nuevos conocimientos en el área de la Educación Especial. La importancia de abordar esta temática radica principalmente en la mirada que la sociedad tiene actualmente sobre lo que es la educación especial, sobre todo si se habla de conceptos tan complejos como lo es la inclusión. Así como la sociedad ha modificado su postura respecto a estos temas, resulta importante que un sistema universal de clasificación permita la organización de conceptos actualizados y no excluyentes (en este caso, las personas con alguna Necesidad Educativa Especial o discapacidad), especialmente cuando se trata de una unidad de información abierto a la comunidad.
En esta investigación se utilizó un enfoque cualitativo, con una metodología de la lectura de manuales de carácter científico, como lo es el Manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales de la Asociación Americana de Psiquiatría (DSM) V, a raíz del cual se extrajeron categorías conceptuales que permitieron la comparación del vocabulario utilizado en el Sistema de Clasificación CDU. Por otra parte, se abarcó bibliografía relativa a la Educación Especial, centrada específicamente en los conceptos de Inclusión, Diversidad, y Necesidades Educativas Especiales, los cuales no se encuentran presentes en el CDU. Los resultados principales, dicen relación con que es posible evidenciar la presencia de grupos minoritarios con sus correspondientes perspectivas culturales y religiosas, de estudiantes que presentan necesidades educativas especiales, o que provienen de familias con problemas sociales y económicos etc., lo cual no difiere de la realidad en la que vivimos. Debido a esta heterogeneidad, las comunidades se han abierto camino a aceptar a dichas minorías en contextos que antes fueron considerados como homogéneos.
Junto con estos cambios, se genera una actualización conceptual, ya que las comunidades se ven enfrentadas a realidades que antes no eran habituales, requiriendo así de herramientas prácticas y lingüísticas que permitan incluir a los nuevos integrantes. Es aquí donde se abre camino un nuevo paradigma, el cual busca ofrecer igualdad de oportunidades, considerando las características individuales y las necesidades de cada integrante, y es por eso que surgen términos como: Inclusión, Diversidad y Necesidades Educativas Especiales, haciendo alusión a los grupos que anteriormente fueron segregados, compuestos por estudiantes que presentan barreras de aprendizajes o algún grado de discapacidad.Los establecimientos escolares, componen los primeros escenarios de socialización de los niños, niñas y jóvenes en formación, es por ende que todo cambio cultural, siempre inicia a través de las enseñanzas que entrega la escuela: desde el lenguaje que utilizamos (los conceptos que se introducen en nuestro vocabulario habitual), hasta las conductas de los adultos, y el acceso a la información, forman parte del modelaje que permite a las sociedades avanzar.
No obstante, se genera una limitación, cuando las herramientas que utilizan las unidades de información difieren de los conceptos que las comunidades buscan fomentar, o simplemente no existen en sus registros, por lo que resulta pertinente que se genere una alineación y por ende, las bases conceptuales se actualicen y busquen incorporar aquellas materias que antes no se conocían. En este punto, nos centramos en las materias asociadas a la Educación Especial.
En primer lugar, realizamos una comparativa el sistema de clasificación CDU y las barreras conceptuales que existen en relación con el Manual DSM V y los diversos diagnósticos diferenciales obtenidos.Terminado el estudio se pudo concluir que, si bien el sistema de clasificación CDU tiene ventajas en cuanto a la universalidad de su uso y la flexibilidad de la base conceptual, requiere actualizarse constantemente de acuerdo con los nuevos conocimientos que la sociedad va acumulando, especialmente cuando se generan cambios importantes de paradigma.Estos sistemas, deben permitir a los usuarios acceder libremente a la información sin ser excluyentes con los diversos grupos humanos, asimismo, debe permitir que el abanico de materias se organice de tal manera puedan ir incorporándose nuevas áreas de investigación y literatura en función a las necesidades de la sociedad.
Para finalizar, como gestores de la información debemos exigir una calidad intachable a los que crean estas reglas, ya que por eso pagamos esta herramienta, es un material imprescindible en lo que abarca una rama de nuestra carrera, su parte ética especialmente debe ser revisada a profundidad, inclusive si debemos trabajar en conjunto con distintos investigadores de distintas áreas para que estas tergiversaciones como las que encontramos en el Sistema de Clasificación Universal (CDU) enfrascado en este trabajo no sigan sucediendo. Lo más importante es que se pudo demostrar que buscando conceptos actualizados se pueden agregar nuevas palabras inclusivas y menos discriminatorias para los casos de Educación especial.