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un día de pandemia en plaza echaurren

por Gigí Barría González (mayo 2021)

Me siento en las escalas de la biblioteca contenedor Jorge Farías, ya llegó la señora Anita «La Pochola» con el Negrucho y Maxi. Ella me dice que no tiene donde ir a hacer pipí, porque los locales están todos cerrados ¿Qué hacemos? le pregunto. «Me voy a aguantar no más» me responde.

Abrimos la biblioteca y ponemos agua a hervir para pasar el rato, pero justo llegan Rosita y Matías, este último trajo su acordeón, porque se habían comprometido a recitar poesía y tocar algunos boleros creados por él.

Se acerca Juliano e insiste en que le prestemos un libro, porque él se aburre, «La Pochola» no quiere, porque es seguro que no lo devolverá. La dinámica es la de siempre y él se compromete a cuidar y entregar el material tal como lo recibió.

Entre todxs sacamos las mesas y las sillas, para que quien quiera se siente un rato a disfrutar de la música. El día está triste, hace un poco de frío, pero de todas maneras nos sentamos a escuchar y a recordar viejos tiempos a propósito del relato de Matías.

El Covid19 no existe en Plaza Echaurren, la vida transcurre entre la entrega del desayuno solidario, el comedor 421 y una taza de té . Las cajas de vino son alimento esencial de personajes habituales de este centro social de Valparaíso, y al caer la tarde «Don Carlos» seguro estará durmiendo en cualquier banca que le permita «pasar la mona».

La Poesía de Alejandra Pizarnik

Por Leví Poblete

Alejandra Pizarnik, fue una reconocida escritora y poeta de nacionalidad argentina y ascendencia francesa, nacida el 29 de abril del año 1936, en Buenos Aires. 

Estudiante en la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Buenos Aires hasta el año 1957, toma cursos de literatura, periodismo, filosofía y pintura (este último con Juan Batlle Planas), sin llegar a concluir sus estudios. 

Siendo una ávida lectora, comenzó sus producciones literarias teniendo directa influencia del lirismo de Antonio Porchia, y el concepto surrealista de Arthur Rimbraud y Stéphane Mallarmé. En base a ello, Alejandra produjo una serie de textos y libros en función a temas como la soledad, el dolor, la infancia y la muerte. 

Resulta interesante contemplar dichas producciones literarias, teniendo en cuenta el contexto en el cual se desenvolvió Alejandra, así como también las percepciones respecto a sí misma y al mundo que la rodeaba. Es sabido, que sufría de trastornos derivados de la ansiedad debido al rechazo que sentía por su cuerpo, así como también que, en ciertas etapas de su vida, consumió anfetaminas, lo cual generó otros trastornos en conjunto con una adicción, siendo estos elementos, en complemento con los gustos literarios de Pizarnik y sus figuras de inspiración, los que culminaron en una vida llena de talento, como también de sufrimiento y el suicidio como fin de capítulo. 

Surge la necesidad de exponer la vida y obra de Pizarnik a partir de la lectura de sus obras, ensayos y artículos académicos, centrándonos en temas como la estética, las temáticas y las relaciones existentes entre sus escritos y su vida en general, todo esto para dar a conocer a lectores de la red de bibliotecas populares de Valparaíso su idiosincrasia poética finalizando con una pequeña conclusión que abarque los temas tratados a partir de un análisis global. 

Pizarnik: Resumen Biográfico

Alejandra, nace en el año 1936 en Buenos Aires, bautizada como Flora Pozharnik, nombre que modifica una vez realizada su segunda publicación.  Sus padres, quienes poseen ascendencia francesa, viven en París unos años, para luego establecerse en Argentina. Una vez llegados a América, se dedican al comercio en el área de la joyería. 

Tal como se expresa en la literatura referida a la autora, era sabido que Alejandra tuvo una infancia solitaria, debido a su personalidad tímida y retraída, además de su poco dominio de la lengua española, lo que se complementaba con una baja autoestima, ya que durante la pubertad presenta problemas de acné y tendencia a subir de peso, aislándola de grupos del mismo rango etario, y generando que la joven se mantuviera principalmente sola. (Piña 1991) 

Pizarnik ingresó a la Universidad de Buenos Aires, específicamente a la Facultad de Filosofía y Letras, en donde se dedicó a tomar clases y pequeños cursos de periodismo, literatura y filosofía, sin llegar a completar sus estudios. 

Algunos autores, aseguran que la joven Alejandra tomó clases de pintura con Juan Batlle. 

Debido a que sus padres la financiaron económicamente a finales de los años 50, Pizarnik comenzó a dedicar mayor tiempo a la escritura, la pintura y el arte en general, instalándose en París el año 1960, en donde trabaja como traductora y reingresa a estudiar en la Soborna, literatura e historias de religiones.(Depretis, 2004)

Alejandra, vive en París durante unos años, en donde mantiene su trabajo para la revista “Cuadernos” y algunas editoriales, publicando poemas y críticas en varios diarios y traduciendo a escritores como Antoin Artaud, Henri Michaux, Aimé Cesairé, e Yves Bnnefoy. 

En su trayectoria literaria, Alejandra logra conocer a intelectuales, poetas y escritores muy importantes en la época, específicamente hispanoamericanos, en donde se reconoce su amistad con Julio Cortázar y Octavio Paz, quienes se convierten en la base de inspiración para la creación de sus universos surrealistas. 

Tal como explica Melo (2011) Alejandra Pizarnik, es reconocida como una de las poetas que marcó las posteriores generaciones del país, abriendo una puerta a una nueva generación de mujeres poetas; por otra parte, Alejandra se encuentra reconocida debido a la relación existente entre sus producciones literarias y su tragedia personal en las distintas etapas de su vida, considerando su escritura como transgresora y libre, ya que deja de lado las estructuras gramaticales y métricas establecidas por los poetas de su generación, creando textos en donde se reconoce la escritura automática, sin puntos ni comas, un elemento importante que la identifica como inmersa en un mundo surreal. 

Se menciona en gran parte de la bibliografía, que Alejandra tuvo un romance con Silvina Ocampo, el cual se caracterizaba por ir más allá de lo que corresponde una definición sexual. Esto se evidenció en cartas que se dirigían la una a la otra, tal como se cita a continuación:

31/1/72

“Ma très chère,

Tristísimo día en que te telefoneé para no escuchar sino voces espúreas, indignas, originarias de criaturas que los hacedores de golems hacían frente a los espejos. Pero vos, mi amor, no me desmemories. Vos sabés cuánto y sobre todo sufro. 

Acaso las dos sepamos que te estoy buscando. Sea como fuere, aquí hay un bosque musical para dos niñas fieles: S. y A

Escribime, la muy querida. 

Necesito de la bella certidumbre de tu estar aquí,

 ici-bas pourtant [aquí abajo, sin embargo].” (Pizarnik, 1972)

En septiembre del año 1972, con 36 años Alejandra se quitó la vida por medio de la ingesta de 50 pastillas de barbitúrico, durante un fin de semana en el que había salido del hospital psiquiátrico de Buenos Aires, en donde se encontraba internada debido a un cuadro depresivo y dos intentos de suicidio anteriores. 

Surrealismo en la Producción Literaria

Dentro de la literatura referida a la vida y obra de Alejandra Pizarnik, es posible encontrar información relevante respecto a los maestros que forjaron el desarrollo literario de la joven Alejandra. Aquellos maestros que la inspiraron y que significaron una base importante en la interpretación del surrealismo y la presencia del mismo en sus textos. 

Tal como expone Fuentes (2006): Alejandra Pizarnik, admira a autores surrealistas como André Brenton, Antonin Artaud o Julio Cortázar; las huellas que testimonian esta predilección, pueden reconocerse tanto entre sus versos como entre las páginas de sus diarios”, citando a continuación un extracto de uno de sus diarios: 

“Euforia al leer el cuento de Julio pensé en la posibilidad de un lenguaje que admite lo que sufro y siento. Evoqué ese lenguaje. ¿Qué hace falta para llevarme a su realización? Menos miedo”, 

En donde se evidencia la admiración e inspiración que significa el escritor con quien posteriormente establece un vínculo de amistad bastante significativo, siendo quizás a partir de ahí, que los universos que Pizarnik van obteniendo forma y sentido, utilizando el lenguaje como un método de expresión de su ser interno, en conformidad a su interés por el psicoanálisis y su constante preocupación por el sentido de las palabras.

Respecto a lo gramatical, se hace visible en gran parte de sus obras la falta de elementos como las comas, lo que, según escritores como André Bretón, es evidencia de la utilización del lenguaje como método de expresión sin control racional, teniendo en cuenta el desequilibrio emocional de Alejandra y su necesidad imperante por perder el miedo a describir sus sentimientos y el sufrimiento que poco a poco la lleva al borde del colapso psicológico.

En este punto, se puede tomar en cuenta el testimonio de Ivonne Bordelois, quien, a diferencia de Bretón, comenta que, si bien el mundo imaginario y los paisajes que Alejandra evoca dentro de sus textos, son de carácter surrealista, su escritura en sí, está lejos de ser realmente surrealista, haciendo uso, efectivamente de la gramaticalidad (escritura automática) para otorgar ciertos matices que se le asemejen. 

De manera objetiva, es posible aclarar que en su estructura se mezclan la realidad autobiográfica de sus sentimientos de expresión onírica, de sus palabras y de sus adjetivos contradictorios y repeticiones. Su vocabulario está también cargado de señales recurrentes, con palabras como cansancio, mar, infancia, luz, sangre, pájaro, ser, tiempo y espejo. Utilizando como metáforas el suicidio, el viaje, e irse en contextos surrealistas.

 En relación a los temas explorados por Pizarnik es posible detectar tres, los que corresponden a: los dobles, la perdida de la infancia y la muerte. El tema de los dobles (el otro yo), es recurrente en la literatura de la segunda mitad del siglo XX y es una constante en la poética de la autora, tal como se mencionó anteriormente, debido a su interés sobre el psicoanálisis y el estudio de las corrientes psicológicas de la época. (Mello, 2011)

Análisis del Poemario de Pizarnik: Del “yo”, del deseo y la infancia como símbolos de muerte.

       El itinerario poético de Alejandra Pizarnik parte desde la consideración del “yo” como elemento fundamental, el cual vendría siendo la representación del poeta en base a un estado mental específico, contexto o situación que desencadene una problemática. (Zonana, 1997)

De igual manera como señala, la motivación del hablante lírico, es, al igual que para la poeta, su condición de desgracia, drama, o caída, enajenándose y desligándose completamente del mundo realista, pero en la lucha constante por alcanzarla y aferrarse a ella. La poeta recrea momentos de la niñez, mezclándolas con notas de muerte y angustia, la pérdida del nombre y los recuerdos de su propia identidad. Por otra parte, se evidencia la relación existente entre el dolor y el amor en función de la ausencia del mismo, el cual se describe como un vacío metafísico. 

En este punto, se cita el primer poema de “El ausente”, correspondiente a “la última inocencia”, en donde se destaca lo siguiente: 

La sangre quiere sentarse. 

Le han robado su razón de amor. 

Ausencia desnuda. 

Me deliro, me desplumo. 

¿Qué diría el mundo si Dios 

Lo hubiera abandonado así?”

En el poema “el deseo de la palabra”, analizado por Murillo (2014), el deseo toma la forma de la subjetividad más íntima expresada en el anhelo de dos realidades específicas, las cuales corresponderán a la noche y la palabra, las que, acompañadas del término “éxtasis” denotan en la voz poética el mayor grado de placer y bienestar. 

En este punto, surge una subjetividad respecto al significado de su contenido, por lo que se generan una serie de hipótesis que en su conjunto concluyen que existe la posibilidad de una fundamentación autobiográfica del poema, es decir las auto-referencias o alusiones explícitas que la poeta hace de sí misma a lo largo del texto, por otra parte, “el efecto de la alternancia de sujetos gramaticales en el poema” (Murillo, 2014) y el intento por autodefinirse en relación con el mundo; este intento, como se verá, está alineado con una necesidad de expresión ante lo inefable y, en consecuencia, la adopción de una postura escéptica ante la insatisfacción y frustración por aquello que no puede expresar con palabras. 

En este texto, se presenta eficazmente la función del lenguaje como forma de expresión del dolor y el sufrimiento agonizante, en función quizás, a sus propios sentimientos, siendo este lenguaje una especie de salvavidas durante la penuria y los momentos “agonizantes” a los que se enfrenta día a día dentro de su cuadro depresivo, pero que aun así no resulta suficiente. Por otra parte, se hace alusión a la muerte en vida, al vacío que encierra al hablante lírico dentro de un estado contemplativo fatalista. En pocas palabras, se habla del poeta mismo. 

“El deseo de la palabra” (El infierno musical)

“Tú ya no hablas con nadie. Extranjera a muerte está muriéndose. Otro es el lenguaje de los 

agonizantes. He malgastado el don de transfigurar a los prohibidos (los siento respirar 

adentro de las paredes). Imposible narrar mi día, mi vía. Pero contempla absolutamente sola la desnudez de estos muros. Ninguna flor  

crece ni crecerá del milagro. A pan y agua toda la vida. En la cima de la alegría he declarado acerca de una música jamás oída. ¿Y 

 qué? Ojalá pudiera vivir solamente en éxtasis, haciendo el cuerpo del poema con mi cuerpo, rescatando cada frase con mis días y con mis 

semanas, infundiéndole al poema mi soplo a medida que cada letra de cada palabra haya sido sacrificada en las ceremonias del vivir”. 

La muerte, resulta un tema constante en la lírica de Pizarnik, se evidenció en dos textos analizados previamente, en donde se señala directamente. Estos atisbos de muerte y sufrimiento, se observan también en la lectura entrelíneas de poemas dedicados a la infancia y la pérdida de la misma. En el poema “Caminos del espejo III”, se rescata el siguiente extracto: 

“Como una niña de tiza rosada en un muro muy viejo súbitamente borrada por la lluvia”.

Lo que rodea a la infancia y a la muerte es también lo que rodea al poema, es lo que hace que la infancia y la muerte sean infancia y muerte (y sean soledad); es, sobre todo, lo que hace que el poema sea un poema: el silencio (Mallol, A. 1996. P. 16)

En conclusión, la lírica de Alejandra se ve rodeada de elementos que, partiendo de un universo surrealista, se cargan a una idea existencialista del universo y del autor mismo dentro del poema, quien además de ser poeta, toma el rol de hablante lírico. 

El hecho de tener referencias autobiográficas, delimita la autenticidad de las emociones, el sentimiento de soledad y angustia de Alejandra y del repetitivo tópico de la muerte como final e inicio de “algo”. Se observa en la percepción del “yo”, en la pérdida de la infancia como traspaso a una realidad alterna, y dentro de la idea de amor y deseo metafísico como dolor lacerante. 

Crítica Literaria: Alejandra Como Pensamiento Vivo

Si se ha de considerar que Alejandra fue una “mujer poeta” que rompió esquemas fuertemente arraigados en la cultura del “hombre poeta”, con una lírica potente y desestructurada, resulta necesario de igual manera tomar en cuenta la crítica generada en base a sus obras. 

A partir del análisis de diversos autores, es posible coincidir en varios aspectos enmarcados tanto en los aspectos formales (estructura del poema en versos, prosa, y uso del lenguaje), como los relacionados al contenido en sí (tópicos y temas recurrentes). 

A continuación, se reúnen una serie de comentarios y críticas realizadas a la obra de Alejandra Pizarnik en función a los elementos mencionados con anterioridad: 

  • Si lo grotesco es la imagen de lo incompleto y de lo desarmónico, de una desarmonía de fragmentos que siente la nostalgia de la trascendencia pero sabe que la trascendencia está vaciada de sentido (…) entonces lo grotesco atraviesa los poemas de Alejandra Pizarnik: en la niña que juega con máscaras, en la pequeña autómata, en el cuerpo fragmentado y transformado en planta o animal, en la disolución del sujeto, en la locura. Sin embargo, lo importante de la unión entre poesía y grotesco se manifestará a un nivel más profundo: en la capacidad de contribuir, en virtud de su poder extraño y extrañante, a generar una nueva visión de la realidad, visión crítica, visión desautomatizada, siempre visión de una realidad distinta que va en contra de la razón entendida como racionalidad orientada a fines y del lenguaje pensado como instrumento, espejo o cristal traslúcido, al servicio de esa racionalidad. (Mallol, A. 1996)
  • En los poemas de Pizarnik se puede seguir imágenes como la fragmentación del sujeto, la búsqueda de unidad, el desplazamiento del significado frente al mar profundo y ambiguo de significantes, la dificultad de encontrar la palabra verdadera, la manifestación del deseo en el texto, el intento de plasmar y de conjugar cuerpo y texto, la angustia ante el desencuentro y la desesperanza. (Navarrete, C. 2005)
  • Alejandra comulga con principios del orden surrealista. Se podría decir que su primera intención es hacer poesía surrealista, aunque los estudios detallados de su obra revelan que la pura aceptación de esa tendencia sólo se hace patente al final de su vida y en algunos aspectos concretos de su trabajo. Aun así, hay algo surrealista en Alejandra y que es inherente a sí misma: Su deseo de conquista de lo real. De una auténtica forma de ser. (Fuentes, J. 2006)
  • El legado de su universo literario a la lírica de las últimas décadas tiene que ver con el desencanto que provoca la tentativa de penetrar la esencia de la poesía. Tiene que ver con la apuesta por la síntesis y la lucidez. Desde su universo literario, Alejandra Pizarnik ofrece el legado de una poesía escéptica, de una sinceridad desoladora que permanece en el lector al concluir la aventura de la experiencia estética. (Zonana, V. 1997)
  • Alejandra, esa mujer poeta que nos eriza con su poesía y hace de su poesía un erizo, trasluce la devoción de ocultarse del lenguaje dentro del lenguaje, aun reconociendo que lo esencial es indecible. (Koremblit, E. 1991)

A modo de conclusión, resulta posible señalar que, evidentemente, el trabajo de Alejandra Pizarnik ha significado un elemento muy potente dentro de lo que es la literatura tanto argentina como latinoamericana en general, esto debido a que implicó un revolucionario cambio en la manera de escribir poesía, cuya estética y metría se encontraba sumamente arraigada a las costumbres de los poetas y escritores de dicha época. Esto tuvo como consecuencia, que Alejandra se convirtiera en un ícono de inspiración para una nueva generación de mujeres poetas. 

Respecto a los elementos formales de su obra, se reconoce a lo largo de la bibliografía, que Alejandra poseía una manera particular de representar sus emociones y sentimientos por medio de la poesía, haciendo uso de una gramática “desordenada” y poco convencional.

A partir de los diversos análisis realizados por investigadores, se evidencia una gran similitud entre los elementos correspondientes a la vida de Alejandra, y en lo que expresan sus textos, los cuales se describen como “autobiográficos”, ya que, era a través de ellos que Pizarnik lograba exteriorizar lo que sentía y sufría día a día, aludiendo a episodios de su infancia, adolescencia y adultez, en donde la muerte la poseía en vida. 

Se sabe que su vida estuvo marcada por el abuso de drogas (anfetaminas) una autoestima destructiva y un amor que salía de la norma establecida en la época (el cual se hizo evidente posterior a la lectura de sus cartas a Silvina Ocampo), lo que, en su conjunto, se generaba un escenario poco favorecedor para la salud mental de Alejandra, quien se vio envuelta en varios cuadros depresivos e intentos de suicidio. Todos estos acontecimientos, se hacen visibles en su obra y en sus diarios, lo cual terminó por formar un sello distintivo tanto en poesía como en prosa. 

Alejandra Pizarnik, logra fundir en sus textos conceptos como la infancia y la muerte, la pérdida del sentido de vida, el amor y el deseo metafísico, más allá del acto sexual y como forma de trascendencia, rodeada del aura fúnebre de la muerte, la soledad y la desesperación. A pesar de ello, denota en sus líneas la pasión por unir el lenguaje con el sentir humano, con los temores que a ella misma le atormentaban, y con la vida al borde de la locura que el silencio y la soledad generaban. 

El legado de Alejandra “es un suntuoso legado de desmesura. Alguien que no se acomoda en la trampa. La ficción de un yo lírico tensado en arco de oro cuya flecha rasga el silencio. Irónica en lo fino y en lo crudo, no dejando títere con cabeza, maravillosa camarada de aventuras, sucia, fea y mala. Muerta de deseo por vivir» (Ballesi, D. 1996. Pag. 49)  

Bibliografía 

  • Bellesi, Diana: “Lo propio y lo ajeno”, Feminaria Editora, Buenos Aires. 1996.
  • Barón, S.: “Obras completas. Poesía y Prosas”, Buenos Aires, Ediciones Corregidor, 1990.
  • Depetris, C.: “Aporética de la Muerte. Estudio Crítico Sobre Alejandra Pizarnik”. UAM ediciones. Madrid, España. 2004.
  • Fuentes, J.: Surrealismo en Alejandra Pizarnik. Universidad de Murcia. España. 2006.
  •  Koremblit, B: “Todas las que ella era. Ensayo sobre Alejandra Pizarnik”. Corregidor, Buenos Aires. 1991.
  • Mallol, A.: “Distanciamiento y Extrañeza en la Obra de Alejandra Pizarnik”. La Plata. Orbis Tertius, 1996.
  • Melo, D.: Análisis de la Poética de Aljandra Pizarnik. Santiago, Chile. 2011
  • Murillo, C. “La Poética de Alejandra Pizarnik, Un Acercamiento Interpretativo a la Estética de Aniquilación del Lenguaje”. Universidad Eafit. 2014
  • Navarrete, C.: “Alejandra Pizarnik y la Resistencia al Lenguaje: Abrir el Silencio para Entrar en el Deseo”. Universidad Complutense de Madrid, España. 2005
  • Piña, C.: “Alejandra Pizarnik”, Buenos Aires, Argentina. 1991
  • Santinelli, M.: “Acerca del Poema, Acerca de Alejandra: Una Aproximación a la obra de Alejandra Pizarnik”. Universidad de Chile. Santiago, Chile. 1998
  • Zonana, V.: “Itinerario del Exilio: La Poética de Alejandra Pizarnik”. Revista Signos. Universidad Nacional de Cuyo. Argentina. 1997

Poliéticas DEBATIENDO

Nuestras ganas de conversar en un espacio libre de prejuicios con la mente y el cuerpo en unidad superando los esquemas catersianos en tiempos tan especiales como los que vivimos. Es conversar de preferencia como vemos lo que pasa en el país y cómo se viene el futuro. ¿Qué piensan las poetas? O ¿Es la poesía un espacio para hablar de política? ¿Sirve la poesía si es que sirve para algo y porqué se lee tan poca poesía? En el momento que vive Chile ¿habrá espacio para estas locas poetas? Ideas al aire. Ahí vamos al ruedo con todo para conversar sin prejuicios y prohibiciones que nos amarran desde siglos. Vivan los feminismos del mundo. Hoy si nos podemos echar este planeta al hombro. Estamos ansiosas esperando este viernes 25 de junio desde las 20.00 horas. ¿A qué hora terminamos? No sabemos…

DE LO SURREAL, AL AMOR Y EL EROTISMO ”Obra de María Luisa Bombal»

La Última Niebla por Leví Poblete

Escrita en el año 1935 y publicada por primera vez en la Revista Sur. “La Última Niebla” es una novela corta creada por la chilena María Luisa Bombal. Novela que se considera como pionera en la mezcla de elementos realistas y fantásticos, abarcando la historia de una mujer y su aventura romántica a través de las emociones y sentimientos del personaje principal. La obra, se caracteriza por la manera en que aborda lo femenino, la introspección y la noción de irrealidad que se extiende de inicio a fin.

En un contexto en que la literatura chilena se basaba en la novela realista e histórica, María Luisa Bombal marca un hito al abrir un nuevo campo poco explorado dentro del círculo de escritores de la época. La manera en que logra fusionar aspectos de la realidad y lo surrealista, abre paso a una nueva forma de crear, hecho que la convierte en una de las grandes escritoras chilenas, cuyas obras suelen ser material esencial en el recorrido histórico y literario del gflan lector que todos recibimos en la enseñanza media.

La presente exposición, tiene como objetivo explorar el contexto histórico en el que se desarrolla esta obra, como también la elaboración de un análisis crítico en función a la percepción individual de la novela. Por otra parte, se llevará a cabo la recolección y resumen de diferentes fuentes bibliográficas que permitan exponer y analizar en mayor medida la obra seleccionada para que lectores de la red puedan investigar individualmente si les interesa leer más sobre esta excelente escritora, finalizando con una conclusión.

Biografía y Contextualización Histórica

María Luisa Bombal nació el 8 de junio del año 1910 en la Ciudad de Viña del Mar, Chile. Fue a los 8 años, posterior a la muerte de su padre, que viaja a París junto con su madre y sus hermanas, en donde concluye su educación. En el año 1928, ingresa a la Facultad de Letras de La Sorbonne, para finalizar su educación universitaria tres años más tarde y así regresar a Chile.

Una vez llegando a Chile, inicia una relación amorosa con Eulogio Sánchez, relación obsesiva e intensa que dura hasta el año 1933, en donde sufre una angustiosa separación. Es allí, cuando viaja hasta Buenos Aires, Argentina, invitada por su amigo Pablo Neruda, inicia su participación en el movimiento intelectual de dicha época, en donde comienza a reunirse con otros artistas y escritores, formando parte de las publicaciones que se llevan a cabo en la Revista Sur (DIBAM, 2014).

Su carrera literaria, inicia entonces en el año 1935, tras publicar “La Última Niebla”, y “La Amortajada”, tres años más tarde.

En agosto de 1940, María Luisa regresa a Chile, y un año más tarde es encarcelada tras intentar asesinar a Eulogio.

Es en 1944, cuando se traslada a Estados Unidos, en donde vive por casi 30 años. María Luisa, comienza lentamente un descenso emocional, sumida en la soledad y en una adicción al Alcohol, conoce a Fall de Sain Phalle, un negociante francés, con quien se casa en abril de 1944 y con quien tiene una hija a quien llama Brigitte.

En Estados Unidos, continúa su trabajo literario, enfocándose principalmente en la escritura de obras dramáticas, publicando en 1946 “La Historia de María Griselda” y llegando incluso a trabajar en la UNESCO.

Una vez que fallece su esposo, parte nuevamente a Buenos Aires, y posteriormente a Chile en donde se ubica de manera permanente, cayendo nuevamente en el alcohol, y falleciendo el 6 de mayo de 1980.

De acuerdo a los registros de la Biblioteca Nacional de Chile (2014), María Luisa Bombal, logra ubicarse entre las primeras exponentes de la novela contemporánea en Latinoamérica, llegando a comparar sus obras con Virginia Wolf y William Faulkner

En la actualidad, su trabajo ha sido un gran aporte a los estudios de género, reconociéndola como “una primera expresión de problemáticas como las relaciones entre hombres y mujeres y los papeles asignados a ésta dentro de la sociedad” (López, 1997).

Es por ello, que resulta posible decir que las temáticas abordadas por esta autora resultan bastante adelantadas a su tiempo, ya que se comienza a ver a la mujer como un ser independiente, contenedora de emociones, deseos y necesidades, rompiendo los cánones de la época, y al mismo tiempo instalando nuevas corrientes literarias a través de la narrativa que mezcla la realidad con la fantasía.

“La Última Niebla: de lo surreal, al amor y el erotismo” (Reseña Propia )

María Luisa Bombal nacida el 8 de junio de 1910 en la ciudad de Viña del Mar, fue una escritora chilena reconocida por su breve pero intrigante literatura, los personajes femeninos y su mundo interno más allá de la realidad que conocemos, abriendo camino a un tipo de escritura distinto al común de la época.

Estudió en una Escuela de Monjas francesas, viajando a París luego de la muerte de su padre. Fue allí cuando se introdujo en el mundo del arte en general y reconoció su camino en la literatura.

Luego de una tormentosa relación con Eulogio Sánchez, María Luisa viajó a Argentina para librarse de su sufrimiento junto a su amigo Pablo Neruda, en donde conoce a otros escritores latinoamericanos.

Fue en 1934 cuando publicó su primera novela “La Última Niebla” gracias al apoyo de Oliverio Girondo y Norah Lange.

La historia está basada en la vida de la protagonista, quien ha debido casarse con su primo y vive una relación vacía y sin grandes emociones. Es así como conoce a Andrés, un hombre con el cual desarrolla una fuerte conexión a pesar de generarse un único encuentro.

Tras una tormentosa espera, resulta posible notar que el personaje comienza a generar un conflicto mental, tras no estar segura de si la existencia de aquel hombre es real o simplemente producto de su imaginación y sus deseos reprimidos.

Son los detalles como la pérdida de su sombrero, la muerte inesperada del único testigo de su existencia y la ausencia de un lugar al cual llegar para reencontrarse con él, los que generan un ambiente en donde no se sabe con certeza hasta qué punto las ideas del personaje son ciertas.

El vacío existencial, el deseo de sentirse amada y deseada, producen prácticamente una necesidad imperante de ir en la búsqueda del afecto, el erotismo y la reciprocidad como una manera de volver a sentirse viva.

A través de mensajes sutiles y detalles efímeros, como la simbología de la niebla en la separación de la realidad y la fantasía, Bombal nos entrega una obra breve pero sumamente profunda, en donde se logra echar un vistazo al ser interno de una mujer, bajo la misma experiencia y deseo de la autora de realizarse en un romance que nunca logró tener, rompiendo incluso con los cánones relativos al rol de la mujer, reconociéndola en su individualidad y por sus propios deseos y necesidades, marca un antes y un después en la literatura, especialmente en la percepción misma del género.

Escrito en prosa, de una lectura ligera e intrigante, La Última Niebla se ha convertido en una obra imprescindible en la literatura chilena, de esas que, tras su lectura, permanecen dando vueltas en la cabeza por más tiempo del que uno espera, buscando respuestas, pasadizos y detalles que se podrían haber pasado de largo, y con el eterno dilema de nunca ver la línea entre la realidad y la fantasía.

Crítica y Análisis de la Obra de María Luisa Bombal

Tal como se mencionó con anterioridad, María Luisa Bombal y su obra marcaron un antes y un después en la literatura latinoamericana. A raíz de ello, varios autores han redactado sus propios análisis y críticas respecto a “La Última Niebla”, su temática, narrativa, y la influencia que tuvo en su época y en la actualidad.

A continuación, presento diez citas de diversos autores, y su respectivo resumen y análisis, lo que permitirá tener una visión más completa de la autora y su obra literaria.

Becerra, A (2015): “La Herencia de una Escritora Obsesionada con las Trenzas”: Becerra hace un análisis rápido pero completo de las obras de María Luisa Bombal en conmemoración al 105 aniversario de su natalicio. En este punto, se centra en su revolucionaria forma de escribir, centrándose en la mujer y en la forma en la que vivía en dicha época, señalando temas como el amor, el desamor, la violencia, la soledad y los deseos reprimidos. Además abarca la forma en que Bombal toma en cuenta el onirismo en sus obras, como lo es la Última Niebla, especialmente en la confusión que se genera al no lograr distinguir la línea entre lo real y lo imaginario, como una nueva corriente literaria y al mismo tiempo, cómo se involucra la mujer en la literatura como profesión y oficio. Por otra parte, realiza un análisis a lo que fue su influencia, como por ejemplo, en la obra Pedro Páramo de Juan Rulfo (1955) y también en lo que es el movimiento feminista. 

Carreño, R. (2002): “Una Escena Crítica: Estereotipos e Ideologías de Género en la Recepción Crítica de Marta Brunet y María Luisa Bombal”:  Carreño abarca la obra de María Luisa Bombal desde una visión centrada en el género. Teniendo en cuenta de que fue una de las primeras mujeres en integrarse al canon narrativo chileno, Bombal deja de lado la imagen mistraliana de mujer-madre, mostrando la realidad de una época y aventurandose en el erotismo sin sexualizar la imagen. Citando a Valente (1969): “los elementos fantásticos, surrealistas y vanguardistas de su narrativa son obliterados y explicados como misterios de la mujer”, en otras palabras, su escritura es considerada como pura “naturaleza femenina”.

Tal como sucede en la obra de “La Última Niebla”, existe una tensión entre la estética y lo valorado estéticamente con lo que es la transgresión de expectativas de género y clase.

Espinoza, P. (2005): “La Última Niebla de María Luisa Bombal: Excentricidad, Desacato y Eroticidad en el Devenir Identitario Femenino”: Espinoza centra su análisis crítico en la forma narrativa de María Luisa Bombal a través de su obra “La Última Niebla”, identificandola como una escritura confesional, en donde existe un conflicto constante entre el ser interno y el mundo exterior, además de las convenciones sociales que implica la condición femenina.

En base a la obra, se explica la disyunción entre el mundo del personaje principal y el de su marido, el hecho de ser primos, la vida burguesa y acomodada, las rutinas, la sumisión y los deseos reprimidos.

En resumen, Espinoza explica que la obra de Bombal corresponde a una “voz de mujer que se debate entre el silenciamiento, las determinaciones históricas sobre su condición femenina, la censura al otro, el temor a la diferencia y la posibilidad de hablar desde un lugar propio”.

Feuerhake, F. (2009): “La Última Niebla: El Carácter Evolutivo del Personaje Principal”: Feuerhake toma la obra de María Luisa Bombal desde el elemento emocional del personaje, haciendo un análisis de las etapas de una depresión, hasta llegar a la obsesión y un amor enfermizo generado por el sentimiento de soledad y angustia cuya causa es aquel matrimonio sin pasión, sumido en la monotonía y la vida cómoda que no exige mayores esfuerzos, lo que le lleva a una suerte de euforia al “conocer” a un amante, en donde depositar el erotismo que debía reprimir. Aquello genera una dependencia emocional al deseo de sentirse realmente amada, lo que desencadena en una obsesión por una persona cuya existencia es incierta.

Méndez, D. (2010): “La Última Niebla: Las Representaciones del Agua”: Méndez abarca la Última Niebla a través de las sensaciones que experimenta el personaje principal y los simbolismos que pueden identificarse a medida que avanza la novela, como por ejemplo, el agua, el fuego, el espacio y el sueño, centrándose principalmente en las representaciones del agua: el agua clara como la belleza y pureza del cuerpo femenino, el agua oscura representando la noche como el erotismo y la sexualidad, la niebla como inmovilizadora de realidad.

Díaz, L. (2012): “Análisis de la Última Niebla de María Luisa Bombal”: Díaz toma esta obra desde la mirada feminista y el cambio en la literatura Latinoamericana que Bombal genera, exponiendo nuevas perspectivas de género. A través del monólogo interior del subconsciente, encuentra nuevas formas de metaforizar y la dualidad de conceptos (por ejemplo: realidad-fantasía). Por otra parte toma en cuenta el rol de la niebla como elemento literario dentro de la misma obra, el simbolismo y lo que representa en las diferentes experiencias que tiene el personaje principal, como una cortina entre lo real y lo onírico.

Aguirre, L. (2008): La experiencia femenina en La última niebla de María Luisa Bombal”: Aguirre abarca la novela como el elemento femenino como punto de creación dentro del esquema dominado por lo masculino, y la forma en que María Luisa Bombal logra transgredir lo establecido a través de la creación de una obra que se basa en la interioridad de una mujer, y sus experiencias de amor y placer.

Describe y analiza conceptos como la violencia simbólica presente en la obra, de la mujer como dominada y el hombre dominante, y cómo la conciencia de lo femenino se expande, combinando elementos como la ensoñación que se relacionan con la intimidad y la sensibilidad que se le otorga a lo femenino.

A continuación, se citan otros textos y análisis críticos que se generan en base a la obra de María Luisa Bombal:

Bastos, M. (1985): Relectura de La Última Niebla, de María Luisa Bombal. Lehman College.

Méndez, A. (1994): El Leguaje de los Sueños en La Última Niebla: La Metáfora de Eros. University of Iowa. CUNY

Rabago, A. (1981): Elementos Surrealistas en La Última Niebla. Universidad de Washington, Seattle.

Para finalizar, sin duda, La Última Niebla corresponde a una obra emblemática de María Luisa Bombal, que nos lleva a una época en donde el rol de la mujer corresponde a la sumisión y la atención de lo masculino, siendo la autora la pionera no solo de una corriente literaria dirigida al surrealismo, sino también a la reubicación de la mujer en la sociedad, dejando de lado la figura de lo femenino como algo puro y maternal, mostrando las facetas ocultas, por ejemplo la sensibilidad, los deseos reprimidos, la introspección y el erotismo.

La novela en sí, está cargada de simbolismo y valor en los conceptos y elementos que se ven presentes: los elementos de la naturaleza, los tipos de luz y lo onírico, forman un ambiente en donde lo real y lo irreal se mezclan. La niebla como el límite entre dos realidades, y los detalles en la descripción del cuerpo femenino y las emociones, componen un personaje completo, cargado de misterio y sumamente profundo.

Dentro de lo que es su impacto a nivel social, esta obra ha servido para reivindicar a las mujeres en el mundo de la literatura a través de la historia, además de su importancia en el movimiento feminista.

Cabe señalar que existen muchísimas miradas que abarcan la temática de la obra desde distintos puntos, enriqueciendo su valor y permitiendo entender mejor el sentido de la novela, a través de elementos que muchas veces no notamos en una lectura superficial.

Es de esperar que La Última Niebla sea una de las obras imprescindibles dentro del repertorio literario latinoamericano, considerando que fue Bombal una de las primeras mujeres en integrarse a los grupos de escritores en su época, y al mismo tiempo, quien abre la puerta a una nueva forma de escribir.

Sus experiencias en vida, la depresión, la soledad, el amor y el deseo de reciprocidad de María Luisa Bombal, se reflejan en una novela de gran interés, que, a simple vista parece ligera, pero que requiere de una segunda lectura para entrar al universo que nos entrega el personaje principal, su secretismo y el verdadero desenlace a través de las señales que sutilmente esconde en cada uno de sus párrafos.

Bibliografía

Aguirre, L. (2008): La experiencia femenina en La última niebla de María Luisa Bombal”. Revista Latinoamericana de Ensayo, Santiago de Chile.

Bastos, M. (1985): Relectura de La Última Niebla, de María Luisa Bombal. Lehman College.

Becerra, A (2015): “La Herencia de una Escritora Obsesionada con las Trenzas”. Universidad de Chile

Biblioteca Nacional de Chile (2014): María Luisa Bombal (1910-1980). Memoria Chilena. Disponible en:

http://www.memoriachilena.cl/602/w3-article-3597.html#bibliografia . Accedido en 24/1/2019.

Carreño, R. (2002): “Una Escena Crítica: Estereotipos e Ideologías de Género en la Recepción Crítica de Marta Brunet y María Luisa Bombal”:

Díaz, L. (2012): “Análisis de la Última Niebla de María Luisa Bombal”. Universidad de Puerto Rico, Río Piedras.

Espinoza, P. (2005): “La Última Niebla de María Luisa Bombal: Excentricidad, Desacato y Eroticidad en el Devenir Identitario Femenino”, Universidad Católica de Chile.

Feuerhake, F. (2009): “La Última Niebla”. Pontificia Universidad Católica de Chile.

López, L. (1997): “La Escritora María Luisa Bombal: Acercamiento a una Sensibilidad Femenina de los Años Treinta”. Santiago.

Méndez, A. (1994): El Leguaje de los Sueños en La Última Niebla: La Metáfora de Eros. University of Iowa. CUNY.

Mendez, D. (2010): “La Última Niebla: Las Representaciones del Agua”. Universidad Autónoma de Talca.

Rabago, A. (1981): Elementos Surrealistas en La Última Niebla. Universidad de Washington, Seattle

CHAPEKA. aLMA BANDERITA (sinopsis de libro)

Sandta Burmsteir G – Sofía Valdés G.

Chapeka, una joven pre-adolescente se encuentra hospitalizada por una crisis alérgica y como se encuentra muy medicada ingresará a otra dimensión en donde emergerán dos personajes que la acompañarán: Berni el niño osito y Banderita, un perrito que ostenta un pañuelo en su cuello, pero también está Rosario, una esbelta joven de pelo rubio, que a Chapeka no le simpatiza para nada, pero quizás esa joven sea Chapeka