por Hugo Pérez Torrejón
355 días han pasado desde el 18 de octubre de 2019. En este último año, lleno de momentos y episodios simbólicos, pareciera como hubiésemos vivido un siglo. Y poco ha cambiado, pero tanto a la vez. Nos acercamos a la recta final de una conmemoración. Además, estamos a poco de acabar con la constitución de Pinochet. Tiempos interesantes para estar vivo.
Recientemente, la política chilena vio el regreso de un personaje icónico. Un animal político. El hombre que comprendió, siguiendo los mandamientos esculpidos por Jaime Guzmán, que no era posible derrocar a Ricardo Lagos, así que cesó en la investigación del MOP gate. Un personaje de voz fuerte y ceja erguida hacia el horizonte, que salió por la puerta trasera de la carrera presidencial del 2013, entre la depresión y la locura. Pablo Longueira Montes, el Mesías en medio de este acabo de mundo.
A través de un canal de YouTube, donde ha subido todas las apariciones desde su regreso, incluida una intervención ante la directiva de la UDI, el Mesías expone su camino para la salvación que, como un mantra, repite hasta el cansancio: Apruebo, pero no de cero. Amén. La cara de Jacqueline Van Rysselberghe, que se puede ver en la transmisión de Zoom, es un regalo para la humanidad. Bajo su mando, el gremialismo optó por el Rechazo, parapetándose justo al frente de la Constitución del 80, lugar donde va a recibir todas las balas, porque incluso el Mesías sabe, aceptando el trágico destino del modelo neoliberal, que esta última batalla la van a perder. Y no quiere ir al martirio. Ya tiene suficiente con el juicio que va a enfrentar por cargar la cruz del dinero entregado gustosamente por el grupo PENTA.
Contrario a lo que muchos piensan, yo me la juego porque la verdad revelada del Mesías viene directamente de Dios. Una deidad Opus Dei, calva y de anteojos. Me gusta pensar que, en este largo peregrinar por el desierto que ha hecho los últimos cuatro años, donde se ha dejado ver solo una vez en medio de un campamento, con pelo largo, ojeras y barba, el Mesías conversó con Jaime. No tengo ninguna duda que este es el camino marcado por él, en una de sus tantas jugadas maestras. En este caso, querer transformar el plebiscito en algo irrelevante, que no haya perdedores, como si no fuera suficiente soportar a Lavín, ahora en horario prime, la noche del plebiscito adjudicándose una aplastante victoria del Apruebo.
El Mesías ha vuelto, llamado por una derecha que necesita de todos sus estandartes para defender el modelo. Simplemente no pueden hacerlo con figuras como Camila Flores o Andrés Longton. Se necesitan profesionales. Ya vivió su domingo de ramos, vitoreado por una militancia que poco a poco lo empieza a dejar solo. Llegó un poco tarde con la fórmula correcta, cuando la UDI ya tomó posición y la suerte está echada. De seguro lo traicionan y lo mandan a resucitar al día mil, cuando se junte otro grupo de oligarcas a formar un partido y vea que un día existió un hombre, discípulo de otro, que internó a un partido de derecha en el mundo popular, que cambió culturalmente a Chile. No sé si por los siglos de los siglos, pero sí por más de un cuarto. Amén.