HACIA LA CONSTITUYENTE: UN «PARTIDO» EN TERRENO MUY DISPAREJO

La cancha está ahora en el Senado:

por Ignacia Araya Dubó

La clave está en la Ley 21.216, una reforma constitucional que establece las reglas especiales para las candidaturas de independientes y determina los métodos de corrección para lograr la paridad de género en el órgano constituyente. Yendo al grano, el problema son los requisitos para la inscripción de candidaturas independientes.

Las y los constituyentes serán quienes tengan el mandato popular para redactar la nueva constitución, tarea que deberán cumplir en el plazo máximo de un año. Como requisito general, podrán ser candidatas/os a constituyentes todos los chilenos mayores de 18 años que no hayan sido condenados a pena aflictiva. También podrán ser candidatos los hijos de chilenos que hayan nacido en el extranjero y los nacionalizados por gracia si es que han vivido en Chile por al menos un año.

Hasta aquí, todo bien, ¿no? Pero la cancha de estas elecciones fue delimitada de forma tal que, en la práctica, los candidatos independientes están en una innegable desventaja en relación a quienes militan en partidos políticos.

Parte de la gente podría haber pensado que votando Apruebo y Convención Constitucional iba a participar de alguna forma en la nueva constitución, que sería una constitución escrita por ciudadanos, pues eso nos prometían. Pero la letra chica hará lo posible por impedir que alcancemos ese sueño.

Los requisitos son los mismos que rigen actualmente para las elecciones de diputados, lo que incluye el patrocinio por ciudadanos independientes. Cada candidata/o independiente debe juntar por lo menos 0,4% de firmas de ciudadanos no militantes en relación a la cantidad de votantes de su distrito electoral en las elecciones de diputados del 2017. En el caso de las listas, deberán reunir al menos el 1,5% de firmas en relación al mismo número de sufragios.

¿QUÉ PASA SI LA SEÑORA ROSA DE PUENTE ALTO QUIERE PARTICIPAR?

Supongamos que una señora llamada Rosa, que vive en la comuna de Puente Alto, quiere ser constituyente. Según estas reglas, Rosa deberá juntar más de mil quinientas firmas de ciudadanos de su distrito, y además, estas firmas deben hacerse de forma presencial ante un notario.

Rosa puede defender con convicción las demandas del pueblo chileno, pero si no cuenta con los medios económicos para dar a conocer sus ideales, difícilmente va a movilizar a tal cantidad de personas para que firmen por ella. Y ni siquiera estamos considerando que, en medio de una pandemia por un virus, será menor el número de gente dispuesta a exponerse en una notaría.

Sobre esto último, cabe destacar que los militantes de partidos pueden inscribir a candidatos de su respectivo partido de forma electrónica y con la clave única, opción que no se permite para independientes. Por esto se exige que se permitan los registros online para firmar por independientes como una medida excepcional en tiempos de pandemia.

Por estas razones la ley 21.216 generó duras críticas, ante lo que se aprobó en la Cámara de Diputados la iniciativa de bajar la cantidad de firmas mínimas para independientes a un 0.2%, y para las listas de independientes a un 0.5%. A su vez, se permitiría al Servicio Electoral validar patrocinios con firma electrónica a través de la Clave Única ante el Registro Civil.

LOS SENADORES BAJO LA MIRADA ATENTA DE LA GENTE

Es fundamental que el Senado apruebe lo más pronto posible esta reforma, para que la participación de ciudadanos en la redacción de nuestra carta magna pueda ser una realidad, teniendo en cuenta que quedan menos de 70 días para que se termine el plazo de inscripción de candidaturas.

Otro factor que podría ser una desventaja para los independientes es el sistema proporcional de elecciones, que fomenta las listas de candidatos al entregar mayor cantidad de escaños a las listas que reciban más votos en total. Lo más lógico y conveniente para tener una oportunidad de ganar un puesto de constituyente es aliarse con una lista de independientes que tengan asegurado un alto apoyo popular o aliarse con un partido político.

Podemos suponer que se presentarán -o intentarán presentarse- varias listas de independientes, lo que es un inconveniente en el sistema proporcional. Mientras más listas de un mismo “sector ideológico” haya, mayor dispersión habrá en los votos de los ciudadanos que comparten esos ideales y en consecuencia, menor probabilidad tendrán de ganar un asiento en la Convención.

La derecha sabe cómo aprovechar este sistema y ya está pensando en formar una sola lista que abarque todo su arco político. Una lista de todos los partidos de la derecha va a concentrar los votos de la ciudadanía derechista y por lo tanto, podrán obtener mayor cantidad de escaños. Y sin duda van a esforzarse en candidatear personas que tengan como misión conservar lo más posible de la actual constitución.

Si en este proceso constituyente no participan ciudadanos independientes, y la mayoría de los puestos son ocupados por políticos de los mismos partidos que nos gobiernan, la nueva constitución será una promesa incumplida. Si llegase a pasar esto, el pueblo se va a desentender del proceso que tanta ilusión le dio, y probablemente habrá graves repercusiones en las calles.