por Guillermo Correa Camiroaga
Como decía en reflexiones anteriores, las altisonantes declaraciones de los sectores rebeldes que se plegaron a los pasos definidos en el Acuerdo Por la Paz y la Nueva Constitución durante la instalación de la Convención Constitucional y que provocaron algunas turbulencias mediáticas, no pasaron más allá de transformarse en gritos lanzados a los cuatro vientos que no se tradujeron en acciones concretas, sobre todo en lo que dice relación con la libertad de las y los presos políticos, ya que en este caso terminaron en una simple declaración pública solicitando al poder ejecutivo y legislativo aprobar con urgencia una Ley de Indulto. De esta manera las turbulentas aguas se fueron calmando y siguieron su cauce dentro de los marcos institucionales fijados.
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