La mala memoria

por Denis Barría González –

(Frente por la Unidad de la clase Trabajadora)

«Izkia Siches con su conducta políticamente correcta de conversar con todos los sectores, hace abstracción no solo de la política global de Kast, sino que olvida mencionar las posiciones del candidato en materia de salud…»

La reciente reunión entre la presidenta del Colegio Médico y José Kast surge como una cuestión menor, una inocente reunión entre la representante de un gremio y un candidato presidencial donde se conversa amigablemente sobre las posiciones del candidato respecto al sector salud. Todo es muy políticamente correcto. Se trata del ejercicio democrático de la conversación entre actores sociales y políticos sobre sus puntos de vista, un valor en sí.

Sin embargo, al conocer la noticia, experimentamos un mal sabor, una cierta desazón. Porque es imposible hacer abstracción de las posiciones políticas del candidato en cuestión. Se trata de un sujeto que niega las violaciones a los DDHH cometidas por la dictadura y por el actual gobierno, que festina con las víctimas de la caravana de la muerte, expresando en su programa que indultará a los presos de Punta Peuco, que plantea que hay que clausurar el Instituto de Derechos Humanos y salir del consejo de Derechos Humanos de las Naciones Unidas.

Pero no se trata solo de su postura ante los DDHH. Al revisar su programa se evidencia una posición política ultra reaccionaria y pro empresarial en todas las áreas.

Ante la crisis de la Araucanía, plantea que allí hay terrorismo, y que la solución pasa por militarizar aún más la zona. Ante la crisis del sistema de pensiones, propone incrementar la edad de jubilación y el porcentaje que los trabajadores debemos entregar a las AFP. Ante la corrupción y violación sistemática de los DDHH de la institución de Carabineros propone ¡aumentar en un 7% sus salarios! Respecto a las FFAA, no menciona la necesidad de poner estas instituciones bajo control civil, y terminar con los robos sistemáticos del alto mando, sino que plantea un aumento del presupuesto militar.

En su programa además expresa que de resultar electo terminará con los avances en materia de aborto, de matrimonio homosexual e identidad sexual. En materia de infancia, propone eliminar el Consejo Nacional de la Infancia, y potenciar la gestión privada del Sename. Respecto a la mujer, no solo sostiene su intención de revertir el limitado derecho al aborto en tres causales, sino que propone crear un plan de promoción de la natalidad. En educación propone derogar la ley de inclusión, la eliminación de la reforma educacional y la definición de valores por parte del Estado, e implantar la religión en todas las escuelas públicas.

No es todo. Su programa anuncia la reducción del Estado partiendo por lanzar a la cesantía a un 10% del personal de la administración pública. También propone la derogación de la reforma tributaria de Bachelet volviendo al sistema previo, que favorecía a los grandes empresarios. En materia de desarrollo sustentable, plantea la mantención de la privatización del agua. Para los trabajadores, propone incrementar la flexibilidad laboral dando más poder a los empresarios para despedirlos.

Si algo positivo se puede decir de Kast es que no oculta sus posiciones. Se trata sin duda de un candidato del empresariado, un férreo defensor del modelo neoliberal, un negacionista, racista y homofóbico, que tiene un plan para hacer retroceder los tímidos avances en materia de derechos logrados en estos años.

El objetivo de Kast no es lograr la presidencia, sabe que ese no es un objetivo viable en este momento donde cuenta con un alto rechazo por parte de la población. Su objetivo es desarrollar y liderar un bloque político solido anclado en las ideologías más cavernarias y primitivas. Que esperara condiciones favorables para avanzar hacia el poder. Por ahora le basta poder enunciar claramente sus intenciones pero con buenos modales, lo que le permite ganar un espacio mediático.

A estos sectores no hay que darles ni el menor espacio para encubrir sus posiciones, de hecho Izkia Siches con su conducta políticamente correcta de conversar con todos los sectores, hace abstracción no solo de la política global de Kast, sino que olvida mencionar las posiciones del candidato en materia de salud, donde plantea reactivar el sistema de concesiones hospitalarias; desarrollar un modelo de negocio basado en el valor que establece el costo por los resultados obtenidos en los pacientes, no por cada servicio o producto; y promover alianzas público privada (APP) en los hospitales públicos, con infraestructura hospitalaria financiada por el Estado, con prestaciones de servicios “sociales” a través de privados, que sean de costo directo de la Administración del Estado.

Es decir avanzar aún más en la privatización de la salud.

La idea de que este sector de la ultra derecha empresarial está abierta al debate de ideas y a una eventual moderación de sus posiciones no solo es ingenua, es la vía para que las posiciones más reaccionarias avancen. Por ahora -bots mediante- lo vienen logrando. La única alternativa a estas posiciones es plantear clara y directamente las soluciones a las necesidades urgentes de la población, terminar con el imperio del mercado en materia de salud, educación vivienda, previsión social. Y no solo eso, se requiere terminar con el sistema político económico y social que genera que la población esté al servicio de la economía, y no la economía al servicio de la población.