Nos enseñaron, nos enseñamos

Por Macarena Müller

Escoce la herida profunda de lo que nos prohibieron. Derraman los hilos de sangre que dibujan nuestros pechos el encaje como si no nos perteneciera. Vestidas como muñecas, moldeadas a voluntad, la herida clava a estigma nuestro cuerpo por solo nacer mujer.
La arcilla seca del tiempo, la coraza tosca teñida en púrpura de todos los golpes aguantados, han formado una armadura de apariencia tierna que los labios amoratados enseñan al sonreír. Nos enseñaron a servir, y nos enseñaron a roer, los huesos de lo que nos han devorado mientras nos muerden los pies. Nos enseñaron a servir, y nos enseñaron a roer. Nos enseñaron a recibir el golpe y a sonreír después.

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Carabineros de la muerte: continuidades históricas de represión, resistencia y organización en Chile

Por Vania Cárdenas

Soy la última en la lista sin    empezar con zeta
Soy la raya en la pared y el     grafiti en la muralla
Soy de las nunca que quiso    que sacaran la historia
Soy la pancarta que dice         que esto no se ha terminado

(“Rabia”, Malú González Cortés, 2019)

El estado como institución monopolizadora de la violencia es algo más que una frase; tal como ayer y hoy lo refleja la historia chilena y latinoamericana.

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Lenguaje Inclusivo: los peligros de la inclusión y de la guetificación

Por Lilit Herrera  /  Escritora y activista política Valpo Trans No Binarix.

Pienso en Val Flores quien señaló: “Desmontar la lengua del mandato y, al mismo tiempo, criar la lengua del desacato, rehusar la lengua del colonizador y atizar, a su vez, la lengua de la revuelta” (*)
Palabras que me llevan a imaginar, una vez más, otras posibilidades de ser, de habitarse. Porque esto de la lengua es otra forma de habitarse y afectarse creo yo, sabi. Y de ahí que me genere nerviosito ito ito este asunto del lenguaje inclusivo que le llaman. El que en rigor, debería ser lengua inclusiva, pues desde la lingüística nos explican que la que muta es ésta.

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Discurso de una joven estudiante de Limache

Paulina Osses / alumna de 4° medio

Buen día a todos los presentes, esperando que se encuentren muy bien, mi nombre es Paulina Osses y soy alumna de 4to medio. Espero que el siguiente discurso los motive.
No son un secreto las grandes protestas que se han manifestado en el país durante la última semana, mi intención no es entregarles más cifras, datos, casos, años y más, sino que hacerles notar nuestro poder.
Muchos aquí somos nietos de la generación con miedo a protestar, con miedo a hacerse oír, a quienes le dieron la opción de hablar o recibir una bala en la cabeza, o desaparecer. Pero permítanme comentarles que todo lo que está pasando demuestra que esa generación ya está terminando su acto y da paso a nosotros.
El gobierno durante años ha apretado más y más la educación por un gran motivo: NOS TIENEN MIEDO. ¿Qué mejor forma de demostrarlo que con militares en la calle tras protestas iniciadas por alumnos? Sí, alumnos de liceos/colegios, personas como tú y yo, quizás mayores o menores, a quienes, por cierto, no se les aumentó la tarifa, pero va mucho allá de ellos, estamos hablando de consciencia de clase y todas las injusticias sociales que movieron a estos estudiantes.
¿Qué ganaron? A todo un país gritando, luchando, protestado, haciéndose oír. Estados de excepción y un toque de queda que no frenó el enojo. Al payaso que tenemos de presidente le quedó grande el problema porque nos subestimó, falta que nosotros logremos salir de nuestra burbuja y darnos cuenta del poder que tenemos.
Queridos oyentes, dejemos de pedir permiso a la generación con miedo, dejemos de preguntar cómo solucionar los problemas que la misma generación nos dio, hagamos cumplir nuestro derecho constitucional que debería ser el más importante en nuestra mente, que es la facultad de protestar. No somos demasiados chicos, no somos demasiados inmaduros, y por supuesto, no es nuestra culpa, somos la solución para esa desigualdad a las pensiones indignas, a la salud publica decadente, la deuda histórica con la educación, a la desigualdad de género y más.
Estamos escribiendo la historia que tanto buscan censurar y nos toca ser quienes decidan como va a terminar, recordemos quienes son los verdaderos delincuentes, aquellos que se creen dueños del agua o de nuestros años de trabajo, no a quien tenemos al lado.
Lean, aprendan, estudien, pero que siempre sea con la verdad, es tiempo de dejar de pensar en que los delincuentes son los que salen a protestar, dejemos de creer que los alumnos gritan solo por perder clases, porque el verdadero delincuente tiene el título de presidente.
Esto va mucho más allá de partidos, tendencias, clases, etc. Estamos hablando de derechos básicos y fundamentales y es nuestro deber recuperarlos. Luchen a su manera, pero nunca paren de luchar siempre del mismo lado y con la mente siempre en quienes son los verdaderos culpables.
No permitan más privatización, no permitan más represión, no permitan que nos pongan en contra de nosotros mismos, no permitan que la derecha les diga que no es la forma cuando ellos bombardearon la moneda cuando algo no les gustó, no permitan más el miedo en las generaciones, pero sobretodo, no permitan que les roben la voz y la lucha, porque éso queda en nosotros.
Disculpen si durante el transcurso de este discurso me temblaba la voz, pero es rabia, rabia porque allá afuera hay gente asesinada, torturada, violada y desaparecida, por ellos no podemos parar, porque aún no hemos ganado nada.

Muchas gracias y nos vemos en la lucha..

Este discurso fue leído por Paulina, el día Lunes 28 de octubre ante compañeros de diversos cursos en jornada de diálogo escolar respecto a la actual crisis que vive la política Chilena. Como profesor fui uno de los atentos y emocionados oyentes, sus palabras dan cuenta de una persona sensible frente a la injusticia y la inequidad, con conocimiento de la realidad política nacional y con la voluntad puesta en construir una nación y una sociedad más justa para todos y todas.
Joel González.

Mi humilde opinión sobre los Cabildos

Paloma de la Paz

Cabres; los “cabildos” son una instancia autoconvocada. No los contempla nuestra legislación como institución sistematizada, es decir; no los define, no los estructura, nada, solo hay una que otra referencia nominal en algunas ordenanzas municipales, pero nada más según lo que he estudiado (me puedo equivocar). Entonces, en el fondo son encuentros a los cuales se llega por un acuerdo en cuanto a su hora y lugar y donde usted puede conversar lo que se le plante en gana, el tiempo que desee y en la modalidad que quiera. Por eso ¡ojo!, si bien la metodología que circula podría ser un apoyo básico, una guía, hay que estar bien vivaldi de que no se los apropien sectores políticos añejos o que aquellas directrices no vengan desde la misma estructura que estamos intentando desarmar (gobierno/estado).
La palabra “Cabildo” es una reminiscencia histórica puesto que en la colonia cuando los españoles nos impusieron su orgánica de funcionamiento la única instancia a nivel local compuesta por criollos/”chilenos” (todos aristócratas obvio) eran precisamente los “cabildos”. En lo personal soy partidaria de dejar atrás nomenclaturas anacrónicas, desfasadas y manoseadas por ciertos segmentos de la población.
Estamos viviendo un momento histórico en que si la consigna AC se hace real y se materializa (como intensiono con toda mi alma), debemos exigir nuestra máxima creatividad, tendríamos la oportunidad de partir de cero, de hacer nacer nuevas formas de relacionarnos normativamente hablando. Por último, sepan que los cabildos no son vinculantes, es decir, el resultado de ellos no obliga a nadie, sin embargo, creo que es un ejercicio político y humano necesario, no solo por ser retroeducativo y porque en ellos nos estamos miramos a los ojos como iguales, sino también porque pueden ser el nexo con el futuro órgano que elijamos para el trabajo constintuyente que podría tener como base la sistematización que de ellos se haga.
Recuerde además que este proceso al que han llamado “inorgánico” al cual yo le llamo instintivo/pulsivo, que surje desde el hastío, nos pertenece a todes, por tanto también creo que es de vital importancia no generar distancias innecesarias entre intelectuales y “comunes”. Basta de mesas, foros y cagás verticales, la weá es conversar, escucharnos, y hablar y hablar todo lo que sea necesario.
Esto que nos toca es un trabajo largo y engorroso pero del cual no debemos echar un solo pie atrás. Tampoco debemos trasladar todo hacia las cabezas, la lucha sigue en la calle y con más fuerza. A controlar los egos y agradecer, agradecer, agradecer a las primeras filas y a las capuchas que abrieron el camino, a los cabrxs evasores por tirar la primera piedra, a lxs niñxs por mantener viva la alegría, a lxs abuelitxs por mostrarnos lo que significa la valentía, y así a un sin fin de seres determinadxs que han mantenido viva la llama.
¡A no decaer, lo podemos todo, a ser más autodidactas que nunca y socializar conocimiento y amor! 

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