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La Resistencia Mapuche y el control estatal

por Da Nilo

De verdad, en el fondo de las cosas, lo que más escandaliza de la rebelión mapuche no es la violencia. Tampoco las forestales y los grandes agricultores de la zona sur del país están al borde de la bancarrota financiera producto de las acciones de sabotaje. El enfoque de seguridad pública con que se enfrenta el conflicto disimula un hecho terrible. Porque no constituye la causa mapuche un problema económico de envergadura, salvo las denuncias por «robo de madera», que sería un millonario negocio, pero que no existen pruebas concluyentes de que las orgánicas radicales mapuche estén involucradas. Ese hecho terrible es la democracia, inseparable de la tradición revolucionaria y de la reivindicación no solo de igualdad sino que de autonomía. Y autonomía es libertad. Podría decirse que la democracia es el movimiento afirmativo a través del cual son impugnadas todas aquellas instituciones (y condiciones) que nos son presentadas, e impuestas, como inmutables. Tarde o temprano el neoliberalismo sucumbiría ante el devenir de la democracia (y toda democracia es libertaria), entendida en términos informales e instituyentes. Esa es la «verdadera democracia» de la que hablaba el joven Karl Marx: un hecho siempre inacabado. Que Estados Unidos y sus aliados justifiquen guerras e invasiones en nombre de la democracia, pone en evidencia que ella es pura facticidad, facticidad recubierta de teología política, en la cual los países democráticos seríamos los países «buenos». Lo que se busca, como sabemos, es imponer un régimen oligárquico estatal y económico. Pero Marx no se refería tanto a la «revolución democrática» (que se utiliza hoy en Chile para restringir las luchas sociales al control estatal), sino que a la «democracia como revolución». Esto quiere decir que la democracia escenifica el enfrentamiento de fuerzas variable que comporta la política, siendo ella una apertura hacia lo otro impensado que solo el pensamiento puede imaginar. Pensar democráticamente significa también pensar estratégicamente. La resistencia mapuche ha venido a verificar que tal libertad y tal igualdad, básicas para que un sistema político pueda considerarse democrático, simplemente no existen. Que lo que existe en Chile, en cambio, es un poder oligárquico absoluto, y por esta razón, la violencia es inevitable.

ORGANIZACIONES MAPUCHE DE VALPARAÍSO PROTESTAN POR EL ACCIONAR MILITAR DEL ESTADO CHILENO Y EL ASESINATO DE COMUNERO MAPUCHE EN EL SECTOR DE CAÑETE-TIRÚA

por Guillermo Correa Camiroaga, Valparaíso 04 noviembre 2021

Numerosos videos y testimonios que circulan por las redes sociales denuncian la demencial actuación de integrantes de la Marina, que junto a Carabineros realizaron un operativo ayer el sector de Cañete-Tirúa, accionar que dejó un comunero mapuche muerto y varios civiles heridos.

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La Convención. Más allá del deseo y la emoción

por Guillermo Correa Camiroaga

Como decía en reflexiones anteriores, las altisonantes declaraciones de los sectores rebeldes que se plegaron a los pasos definidos en el Acuerdo Por la Paz y la Nueva Constitución durante la instalación de la Convención Constitucional  y que provocaron algunas  turbulencias mediáticas, no pasaron más allá de transformarse en gritos lanzados a los cuatro vientos que no se tradujeron en acciones concretas, sobre todo en lo que dice relación con la libertad de las y los presos políticos, ya que en este caso terminaron en una simple declaración pública solicitando al poder ejecutivo y legislativo aprobar con urgencia una Ley de Indulto. De esta manera las turbulentas aguas se fueron calmando y siguieron su cauce dentro de los marcos institucionales fijados.

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Feminismo mestizo desde los pueblos, me siento mapuche y haitiana

por Marjorie Huaiqui Hernández 

Mestizaje o puntos de unión entre el pueblo mapuche y haitiano a partir de la observación de mí misma dentro de la sociedad chilena y mapuche

Punto de partida

A partir de la identidad nacional chilena y observando la relación latinoamericana entre los pueblos de Latinoamérica, consideramos importante preguntarnos ¿qué hacer en el presente cuando la aldea global, las trasnacionales, el capitalismo y las consecuencias que estas generan en las formas de relacionarnos nos han impedido una convivencia en donde sean proclives los valores comunitarios y la construcción de las identidades en las personas? y también ¿cómo se visibiliza la identidad de los territorios más que el de los intereses impuestos para ejercer el control político?.

Es así como la estética y la palabra, prosa de la literatura que se va construyendo a diario en las creaciones de las personas, pobladoras, trabajadorxs, estudiantes y niñxs, de algún u otro modo van relatando otra ciudad y a la vez, otra comunicación con el sector o espacio en donde viven.

Contexto de migración forzada

A partir de mi experiencia de trabajo con pichikeche de Haití o niñxs haitianxs y conocer cada una de sus relaciones de inmigración: hacinamiento, violencia física desde sus padres, necesidades, precarización, migración forzada por desplazamientos coloniales consecuentes de una de las colonizaciones más agudas del continente.

Con estructuras políticas viciadas de gobiernos que operan desde los reinados con principazgos, cuál modernidad y realidad del príncipe de Maquiavelo.

En la actual situación de violencia, exclusión, disgregación y necesidades de todo tipo encubiertas en el refugio en Dios con religiones protestantes y adventistas de culto surge el deseo de migrar.

Esa misma realidad escuché en mi infancia de los relatos de mi familia mapuche, una continuidad de violencia que derivó en Santiago a construir una familia extensa porque el hermano o hermana que llegaba desde Lebu iba aportando con datos para trabajo, mientras todos llegaban a vivir a un terreno ubicado en la calle Sofanor Parra en la comuna de Cerro Navia comprado por mi abuelo.

En esta ciudad de Santiago nací y crecí con constantes viajes al sur y en colegios de la comuna de Maipú, en Santiago, en mi infancia y niñez.

En la adolescencia y en la ciudad era apodada como “Maggito” porque según mis amigas que tenía en la comuna de Maipú, poseía una ternura extinta en mis amigas cercanas. Una amorosidad mapuche me han dicho, puro amor también, un küme mongen o buen vivir como persona mapuche creo yo.

Mientras en el sur estaba rodeada de hombres en todas mis hazañas aventureras, jugar fútbol, salir a dar vueltas a la plaza en la noche, fumar cigarrillos y tomar cerveza, ir a recolectar murtilla, maqui, caminar, conocer y preguntar.

Al crecer como mujer la küme mongen entra en crisis en mi más profundo sentir que dicen llamar poesía o newen femenino, se cae y estanca principalmente por las sociedades y las masculinidades que no permiten que esta forma de relacionarse con el mundo se desarrolle.

Esa dulzura y buena vida resulta muy bien en mis espacios de confianza y el hogar, pero yo no creo que se deba mantener en la intimidad, debe estar en el espacio público.

Una perspectiva de derechos y equidad

Considerando todas las descripciones antes expuestas, podría afirmar que en términos de derecho, debieran estar todos hacia la mujer, en relaciones políticas y sociales la masculinidad dominante que se lleva dentro es el problema.

Como mujer mapuche siento en mí todas las demandas, necesito esa amorosidad o mi buena vida, porque dentro de esta están los y las kuifikeche, mis ancestrxs o también podría ser el universo conmigo o yo dentro de él y cuándo esa realidad está, todo resulta bien. Mi percepción del entorno y de la gente es positiva y cuando no es así, me duele la cabeza, tengo insomnio, se me aprieta el pecho, me dan crisis de pánico.

Pero las mujeres nos empoderamos cuando estamos juntas y de todas aprendo, de mujeres mayores, de pobladoras, de académicas, porque visibilizarse y estar en el espacio público, es necesario, por mis derechos económicos, sociales y políticos de las niñas que están y que vienen.

Deseo verme en todas y en ellas. Porque al verme de cerca con las madres haitianas y otras que he visto, las considero muy similares a mí y a mis mujeres mapuches, en sus ojos brillantes, en su sensibilidad cuando están cerca de sus hijxs y en su aventurero desafío para migrar.

Me siento mapuche y haitiana

Creo que a partir de su historia nacional, sus relatos e historias, las mujeres haitianas deben sentir lo mismo que yo expuse aquí. Vivir y existir su cotidianeidad en una aguda colonización, un küme mongen o buena vida construida en la intimidad y una necesidad de visibilización política limitada por un idioma distinto y un instinto que habla para comunicarse con el mundo.