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Disidencias queer-bailamos Lady gaga y leemos a Karl Marx

Muchos de nosotrxs llegamos a implicarnos políticamente en el feminismo o en el transfeminismo a través de lo que se conoce como lo queer (cuir o kuir en sus acepciones locales). Queer designa un insulto en inglés y por mucho tiempo significó una palabra que estigmatizaba a las comunidades disidentes.  Por ejemplo, en las novelas del escritor Charles Dickens los “queer street” eran las calles donde vivía la gente pobre y enferma. Con los juicios por sodomía al escritor Oscar Wilde, la palabra queer comenzó a tener un significado que involucraba directamente a las personas homosexuales. En California durante el año 1990, Teresa de Lauretis, una académica activista de los estudios del cine, realizó un encuentro donde por primera vez se utilizó la expresión teoría queer en un espacio universitario. Su idea era generar una alianza entre las prácticas políticas y las prácticas teóricas en pos de una apertura de la sexualidad y el género. Además al combinar la seriedad de la palabra teoría con lo historia de blasfemia de la palabra queer, quería desafiar las mismas normas académicas. La palabra es interesante porque no tiene una traducción directa al español, pero sí una extensa historia de resistencia política por parte de activistas que vieron en la utilización de esta palabra un modo político de devolver la injuria a través de la parodia.

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La Revuelta de las Pueblas

Lilit Herrera Contreras

Kawinsadora

En los baños del colegio, solíamos escondernos muchxs que para un espacio de normales, no cumplíamos con ese guión… el de La Normalidad. Ésta, a mi entender, es un pilar fundamental del Sistema-Mundo Modernidad en el que vivimos, la cual comienza como un sistema-mundo a partir del 12 de octubre de 1492, dado que Europa se pone al centro, y todos los otros territorios se constituyen en periferias. Un Mundo que  va emerger desde la Unicidad, desde la Única Posibilidad de existencia, es decir: El Mundo del Uno. Allí, en donde se construye «La Normalidad», la que a su vez erige un muro para contrarrestar a lxs anormales que nunca fueron un grupito aislado.

La primera división fue la raza, una que a diferencia de lo que muchxs puedan pensar, no tuvo el color como el elemento fundamental, esto fue posterior, con el brutal proceso de colonización de lo que en la actualidad se llama África. Esta división dijo: nosotros lOs Conquistadores somos los normales, somos los humanos, mientras que ustedes no. Con el tiempo, fue cambiando esta visión, pero los conquistadores impusieron la feminización e infantilización de los seres de estas tierras, a quienes se les llamó indios indistintamente de sus especificidades territoriales, ubicándoles en un No Hombre, en una mujer social, al decir de Francesca Gargallo. Se dijo que no se podían hacerse cargo de sus bienes, pues eran como niños y por tanto, necesitaban tutelaje. Se constituyeron así, esos otros. Otros que compartían con otrxs muy otrxs en sus territorios, muchxs de lxs cuales fueron perseguidxs por lxs propixs coterránexs. Pues la urgencia por La Normalidad caló profundo, vía Colonización, en cada ser, en cada lugar de estos territorios.

Con la construcción del estado-nación, esto se acentúa. Y es que a partir del siglo XIX, se generan lo que algunos caracterizan como una transición entre la colonia y la república, entre una educación dominada por la religión hacia una laica y también liberal. Sin embargo, lo que no considera esta caracterización, es que a mi parecer, la colonización no se ha detenido ni en nuestros territorios ni en nosotrxs que ansiamos ser normales y buscamos con desenfreno estar rodeadxs de normales..

El Proyecto Nacional de la República, que echa mano de lo que ellos entienden como la libertad, se construye fuertemente, con algunos de los siguientes elementos:

-Orden Social, Progreso: Hay que ordenar según el paradigma social hegemónico, para avanzar hacia la constante maravilla del futuro.

-Ordenadores o desordenadXs: Unos elegidos dedicados a decirles a lxs otrxs que deben comportarse de un modo adecuado a su visión.

-Elite o Bajo Pueblo/Cultura Popular: Una marcada división entre un selecto grupo dominante y una gran pluralidad de existencias con sus propios códigos.

-Dispositivos Médico-Judiciales para disciplinamiento y control de los cuerpos en pos del Proyecto Nacional: Todo el control/disciplinamiento y represión se realiza mediante una institucionalidad determinada.

Este Orden Social se entendía como ese cuerpo que necesitaba que todas sus partes fueran funcionales, de lo contrario, se enfermaba, como lo explicaba Orrego Luco. Entonces, nadie que no cumpliera con el contrato social, es decir, que no fuera persona ciudadana normal iba a colaborar con este cuerpo sano. Lo enfermaría, lo contaminaría con su propia enfermedad. Tal enfermedad se alojaba en cualquier existencia no ciudadanista: prostitutas, homosexuales (sodomitas), alcohólicxs, vagabundxs, etc.

El no ser capturadxs en ciudadanxs, mediante la firma del llamado contrato social, les volvía peligrosxs, y necesitaban ser degradadxs a nivel de discurso. Algo muy bien representado por los llamados vagabundos, como  lo consigna Mario Góngora: 

«Andan desamparados por aquel reino. dice de ellos González de Nájera a comienzos de siglo- e, hay muy pocos que puedan ya sustentar de vestido: que es lo más costoso en aquella tierra a sus pobres hijos«

Pero, no es que anduvieran desamparadxs, sino que fluían por fuera del Orden, pues no respetaban sus reglas de establecimiento rígido.

Creo que a partir de octubre del 2019, se hace evidente una grieta de todo este impuesto orden social, cuando estudiantes secundarixs, aquel 09 de octubre, saltan el torniquete por primera vez para evadir el pago del pasaje del metro, lo cual ya se había hecho antes, pero en esta ocasión era distinto. Principalmente, creo, dado que estamos viviendo lo que algunos han denominado un cambio de ciclo. 

Un cambio suavizado por lo que era una fuerte institucionalidad, dique de contención que impedía llegar a impugnar realmente a la casta política, a los grandes empresarios. Pero se comenzó a agrietar el 2011 para terminar de romperse hace  un año. Una grieta manifestada en una crisis política, sin poder ser salvada por la deslegitimación institucional, a causa de escándalos como la colusión de las farmacias, los casos de pedofilia al interior de la Iglesia Católica, el fraude de Carabineros, o el desfalco de personeros como Ponce Lerou, de más de 128 millones de dólares.  

La élite y la casta política, casi en su totalidad, lo intentaron parchar con el espurio acuerdo para proteger al humano relativo que, según toda esa tracalá de iluminados dueños del país, unos pocos deben tutelar a muchxs. En circunstancias que amplios sectores decidieron que debía arder todo, que debían irse todos. En noviembre, sin embargo, hubo un intento de freno a este: la institucionalidad daba manotazos de ahogado. Pues el dique está roto, la corriente continuará arrasando con todo. Ya se llevó la Constitución de Pinochet, y me pregunto: ¿qué más se llevará? Creo que todo y más, a pesar de la trampa colonial del binarismo que nos atrapó en apruebo/rechazo.

Un binarismo que tuvo su capítulo célebre este 25 de octubre, en lo que la elite denominó como “fiesta democrática”. No resulta extraño entonces, que seres del talante de Andrónico Luksic haya escrito en su cuenta de twitter, el viernes 23, lo siguiente:

“Q tengan un fin de semana en paz, con tiempo para la reflexión libre e independiente. Que el domingo todos puedan manifestar lo que les dicta su propia conciencia, sin violencia y sin miedo, según lo que crean mejor para el futuro de Chile. Mis mejores deseos para uds y familia”

O que el mismo Paul Vásquez, integrante de lo que fue la dupla humorística Dinamita Show, llamara a no marcar con AC el voto, para evitar el peligro de ser anulado. Pues hay que seguir con El Orden.

Estamos asistiendo y construyendo un cambio de ciclo que, a mi entender, es más profundo que el fin del Neoliberalismo, enterrado simbólicamente el 11 de septiembre pasado. Es, como plantea la feminista decolonial Karina Ochoa,  del develamiento del fracaso de la Modernidad, es decir, un fracaso civilizatorio. Es, incluso, una caída del Patriarcado, como lo plantearan ya las Mujeres de la Librería de Milán en los noventa, pues ha caído el Patriarcado de los patriarcas, quienes han recrudecido en sus métodos de violencia, ante la inminente derrota.

Se dijo que la Normalidad era el problema, es decir, 500 años son el problema, y como sin Patriarcado no hubiera sido posible la colonización, entonces, 10 mil años son el problema.

Ahora es claro que esta institucionalidad pretende llevar agua a su molino, con las trampas de la Convención Constitucional. Por ejemplo, mediante el quorum de los 2/3, a través del cual, la nefasta derecha ya se prepara en unidad, recordemos el llamado de Piñera al respecto; un escenario muy distinto del que enfrenta la llamada oposición.

Frente a esto, es fundamental seguir con los códigos de la Revuelta: la calle no se suelta, con un imaginario  propio. Ser, una colectividad compuesta de múltiples colectividades, como la Revuelta que no tiene hasta hoy, un interlocutor. En tal sentido, la invitación es a constituirse  Monstrux. Según la RAE, su escritura correcta es Monstruo y quiere decir lo siguiente:

“Producción contra el orden regular de la naturaleza, ser fantástico que causa espanto, cosa excesivamente grande o extraordinaria, persona o cosa muy fea, persona muy cruel y perversa y, persona de extraordinarias cualidades para desempeñar una actividad”.

Que la propia RAE esté dispuesta a reconocer que se puede existir contrario al orden regular, da cuenta de una posible destrucción de esa camisa de fuerza del Mundo Normal.

Una x que implique no saber qué es o cuántxs, considerando que solo puedan ser entendidxs como merxs individuxs. Ser una monstruosa incógnita, en desacato al binarismo. En tal sentido, lo no binarix,  o existencias no binarixs se vuelven una posibilidad, pues implica incertidumbre como Monstrux. Porque fluyen, fluyen, y son en sí fluidos, más que el proyecto inacabado que busca tener una culminación. Es un desafío a esta Modernidad, que ya dijeron por ahí, su historia empieza y acaba con Europa. 

En estas existencias No Binarixs, la colonización se desgrana, es arena que se pierde entre los dedos, en su propio descompuesto olvido. Los conquistadores/colonizadores se mueren, llevándose consigo, agonizantes, a los binarismos… rígidos y excluyentes binarismos que se parapetan tras sus propios muros del Mundo del Uno. Van brotando las existencias no binarixs, tensionando y poniendo contra las cuerdas al Pensamiento Binario, a la existencia que es una sola, porque es del Mundo del Uno. Es un binario que excluye lo que no sea y curiosamente, corta, con su cuchillo, su propio cuello.

Siendo, sin ser evidentes para ellos. La invitación es volver a ser La Revuelta Plural, La Revuelta… de las Pueblas. Es decir, romper el contrato social, romper la captura ciudadanO. 

Diversidad y Disidencia Sexual: una peligrosa dicotomía a tensionar

Por Lilit Herrera  /  Escritora y activista política Valpo Trans No Binarix.

Durante lo que continúa siendo un contexto de movilizaciones feministas, han vuelto a instalarse diversas discusiones concernientes al género, a la identidad, a las sexualidades, y acá: debates en torno a la diversidad y disidencia sexual no se han hecho esperar. Y desde mi propia experiencia tanto individual como colectiva en diversos espacios, en donde se han planteado estos tópicos, quisiera aportar las siguientes consideraciones:

En principio, encontrar definiciones/aproximaciones de lo que implican diversidad y disidencia sexual, se vuelve un paso necesario. A este respecto, me hace mucho sentido lo planteado por el investigador mexicano Héctor Salinas, quien sostiene que la diversidad sexual incluye a todas las orientaciones sexuales; es decir: hace suya a la heterosexualidad. Mientras que la disidencia sexual, de acuerdo al mismo autor, es un término trabajado por científicos sociales que se remite a identidades, prácticas culturales y movimientos políticos no alineadoras con la norma impuesta de la heterosexualidad.

Salinas explica que la heterosexualidad es una norma impuesta y en este sentido, es necesario expresar que mediante su aplicación se mantiene el régimen hegemónico, el cual es heteropatriarcal y capitalista; incluso, por qué no, heterocapitalista. La heterosexualidad, no solo como práctica sexo-afectiva, sino que como un régimen, el cual envuelve y nos programa a todes para actuar en función de un sistema que en sí y para sí, es propiedad privada. La heterosexualidad, como régimen: es propiedad privada, sustentada en el amor romántico, y en los tiempos que corren, en las relaciones “libres” sin ninguna responsabilidad afectiva. ¿Y qué ocurre con la homosexualidad? Pues es una categoría para referirse a cuerpos anormales y no reproductivos, pero con el tiempo terminó siendo incorporada al régimen heterosexual mediante la figura del “gay”.

Entonces, si a diferencia de la diversidad sexual, la disidencia sexual no incorpora a la heterosexualidad, no debería conciliar ni con el capitalismo ni con el patriarcado, o, heterocapitalismo y heteropatriarcado (algunas compañeras feministas han venido trabajando el concepto de capitalismo heteropatriarcal). Esto supondría, entonces, entender a la disidencia sexual como como una radicalidad. No bastaría cuestionar las prácticas sexuales, sino que nuestra existencia completa. Sin embargo, es un término que parece haberse encapsulado en la performance sobre una cama, lo que no es menos político, pero tal vez, no es suficiente, al menos no, para poner en tensión a un régimen voraz y asesino.

Con esta distinción, me resulta necesario advertir sobre una situación preocupante a mi parecer y el de otras compañeras: una peligrosa dicotomía que entra en la lógica del binarismo; es decir: dividir nuestra realidad entre lo bueno o lo malo, lo normal o lo anormal. En este punto declaro: abortemos a Platón y Aristóteles, porque el dualismo del primero y los pares de opuestos del segundo; pues no dan cuenta de una realidad mucho más compleja. En este sentido, interesante sería percibir nuestra realidad como un rizoma (término trabajado por Deleuze y Guattari) como una red de raíces, un conjunto de elementos que no actúan en forma jerárquica y que pueden afectarse entre sí.

Desde mi perspectiva, si logramos entender nuestro mundo desde una visión no binaria, se vuelve más simple el establecer diálogos situados. Osea, esto supone evidenciar que diversidad y disidencia sexual no son términos universales, sino más bien, habría que pensar en una construcción desde lo que el feminismo comunitario identifica como “sujeto colectivo” o, en términos más concretos: la comunidad. De lo contrario, se actuaría desde una lógica colonialista, y como sabemos: los efectos en nuestros cuerpos han sido brutales.

Por eso entonces, la dicotomía diversidad/disidencia es peligrosa, pero también, falsa, puesto que fijaría posiciones y establecería debates a priori y a destiempo: quizá, en ciertos espacios sirva hablar de diversidad sexual, porque recién se están despertando conciencias, porque es más comprensible al momento de establecer diálogos, etc; mientras que en otros, por su parte, urja romper con el discurso hegemónico de ésta y sea necesario plantear abiertamente “disidencia sexual”.

Así, a mi parecer al menos, serían posibles los tránsitos de corporalidades que se mueven desde una diversidad sexual en un lugar, pero que en otro se ubiquen en la disidencia sexual. ¿Es esto un doble discurso? No, es ser capaz de establecer diálogos de forma horizontal, sin caer en colonialismos que terminan formando partidos políticos destinadas a succionar la energía de quienes las componen, en vez de incentivar el pensamiento propio y las múltiples posibilidades de organizarse/articularse.

Y me parece que también es peligrosa, puesto que el binarismo implica una polarización, una negación de cualquier diálogo, transformando un ejercicio colectivo en una mera práctica individualista que, a su vez, repercute en lo colectivo: es así que no resulta extraña la emergencia de una policía disidente sexual, cuyo propósito radica en la fijación de criterios para determinar cuáles son los cuerpos disidentes sexuales y cuáles no; y por tanto, estos últimos se transforman en los enemigos a destruir sin más.

Sin embargo, hago la advertencia de que, ambos términos no me acomodan ni me identifican. El primero por su discurso proveniente desde la institucionalidad y el segundo, porque también ha sido cooptada por todo el dispositivo político llamado a veces partido político, otras: municipalidad, etc. Por tanto, me hace sentido ver otras formas más radicales de existencia, organización y articulación de todes quienes sintamos, pensemos y creamos que necesitamos fugarnos de todas estas cooptaciones. Es así que a mi mente llega el concepto de manada, trabajado por ciertas voces, entre las que destaco a compañeras de Ludittas Sexxxuales: el cual plantea destruir, desprogramar y desechar todo tipo de relaciones y afectaciones destinadas a disciplinar nuestros cuerpos y a despotenciarnos en cuanto a nuestras capacidades. De ahí la necesidad de escapar de la familia, de las relaciones en la línea del amor romántico, entre otras.

Finalmente, entonces: tratemos de ir construyendo discursos y prácticas en contextos situados y de manera comunitaria. Lo demás: aborto en la casa y con las amigas, por favor.

¿Y tú eres… de qué género?

Charla en Colegio Hernán Olguín de Valparaíso, denominada «¿Y tú eres… de qué género?» en el marco del proyecto «El ciudadano y la lectura en torno a las relaciones intergénero: una deuda pendiente» llevado a cabo por la Red de Bibliotecas Populares del Gran Valparaíso y auspiciado por el CNCA.

La activista política de ValpoTrans, Lilit Herrera fue la encargada de realizar el taller con lxs niñxs de séptimo y octavo del Colegio Municipal ubicado en Placeres, en donde se generó un enriquecedor intercambio de puntos de vista, concluyéndose que las expresiones de género son mediadas por una construcción social y que existe una distancia entre quienes son parte de esta generación y lxs profesorxs e inspectorxs, quienes deberían contar con charlas sobre teoría de género.