Como decía en reflexiones anteriores, las altisonantes declaraciones de los sectores rebeldes que se plegaron a los pasos definidos en el Acuerdo Por la Paz y la Nueva Constitución durante la instalación de la Convención Constitucional y que provocaron algunas turbulencias mediáticas, no pasaron más allá de transformarse en gritos lanzados a los cuatro vientos que no se tradujeron en acciones concretas, sobre todo en lo que dice relación con la libertad de las y los presos políticos, ya que en este caso terminaron en una simple declaración pública solicitando al poder ejecutivo y legislativo aprobar con urgencia una Ley de Indulto. De esta manera las turbulentas aguas se fueron calmando y siguieron su cauce dentro de los marcos institucionales fijados.
Los familiares y la Agrupación de Amigos de Miguel Woodward han realizado numerosas diligencias para encontrar el cuerpo del sacerdote asesinado por agentes de la marina, pero aún hoy después de cumplirse 48 años de su desaparición sus restos no han podido todavía ser encontrados.
La depredación del medio ambiente y la destrucción de los ecosistemas es una de las características fundamentales del modelo extractivista del sistema de dominación capitalista en que nos encontramos. A lo largo de todo nuestro país las denominadas “zonas de sacrifico” se multiplican y nuestra región no es ajena a este atentado en contra de la vida.
Las causas que motivaron la irrupción violenta del pueblo en las calles siguen sin ser resueltas, por lo que lucha por la conquista y la defensa de sus derechos laborales, económicos, sociales, culturales y políticos siguen presentes y son el abono que hace brotar la rebeldía más allá de los caminos convencionales, electorales e institucionales en curso.
En septiembre del año 2018 fue la primera vez que me acerqué a conversar con el artista popular “Kazán” en la esquina de la calle Blanco con Sotomayor en Valparaíso. En esa ocasión me contó que Kazán era su nombre artístico, que nació en Santiago y desde chiquitito le gustó dibujar. Su nombre es Humberto, llegó muy pequeño a vivir al sector de Santa Inés, en Viña del Mar y solo estudió algunos años en el colegio, pero esto de pintar para él era algo de nacimiento, “yo nací siendo bueno para dibujar. Ahora esto me sirve para entregar mi arte y recibir unas monedas para poder vivir”, me comentó. En aquella ocasión el tema del dibujo realizado con tizas de colores sobre la vereda era “la cueca chora”.
Somos una organización sin fines de lucro que busca democratizar el acceso a la cultura y a la información, apoyando a diversas Bibliotecas Populares de la Región de Valparaíso, Chile.
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